La tensión aumentó tras el Clásico del domingo después de las declaraciones de Lamine Yamal en la previa.
Según MARCA (h/t Madrid Zone ), varios jugadores del Real Madrid se sintieron fuertemente ofendidos por los comentarios que hizo el canterano del Barcelona Lamine Yamal en la previa del partido, comentarios que se convirtieron en la chispa detrás del caos posterior al partido.
Antes del choque, Yamal compareció en la Kings League, donde acusó al Real Madrid de ser unos “ladrones” habituales.
La declaración se extendió rápidamente por toda España y fue vista dentro del vestuario del Madrid como una profunda falta de respeto.
Para los jugadores, esas palabras cruzaron una línea que incluso leyendas como Lionel Messi, Xavi Hernández o Andrés Iniesta nunca se atrevieron a abordar, ni siquiera durante los momentos más feroces de la era Mourinho-Guardiola.
La reacción del Real Madrid fue inmediata. Esas palabras avivaron una rivalidad ya de por sí intensa.
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Nada que perdonar con Lamine
El equipo había estado esperando este Clásico, ansioso por dejar una impresión después de sufrir cuatro dolorosas derrotas ante el Barcelona la temporada pasada.
Los comentarios de Yamal les dieron una razón más para tratar el encuentro como personal, ya que los jugadores no perdonaron al delantero del Barcelona por llamar ladrones al club.
Desde el mismo momento en que los equipos saltaron al terreno de juego, quedó claro que Yamal se había convertido en el enemigo número uno tanto para los jugadores como para la afición del Bernabéu.
Cada toque que hacía era recibido con silbidos y hostilidad. La afición local y los jugadores interpretaron sus comentarios como una falta al respeto profesional, algo que estaban decididos a confrontar.
Al sonar el pitido final, la tensión se desbordó. Dani Carvajal, Vinicius Jr. y otros confrontaron a Yamal, recordándole sus comentarios anteriores.
En tan poco tiempo, Yamal ha conseguido convertirse en el jugador más objetivo a ojos del Real Madrid.
Puede que sus palabras fueran una broma, pero en Madrid se convirtieron en un grito de guerra, una declaración de guerra que nadie en el club estaba dispuesto a ignorar.